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Los visitantes del Alcázar de Sevilla que paseen por sus jardines pueden encontrarse con uno de sus curiosos habitantes: los pavos reales. Estos preciosos animales pasean en libertad por los majestuosos jardines del antiguo palacio árabe, dando lugar a bellas y curiosas imágenes. Son muchos los turistas que se extrañan al verlos, y más cuando ven con qué naturalidad los pavos se pasean entre ellos, a veces incluso acercándose a pedir comida. Ahora bien, ¿sabes cuál es el motivo de que estos animales paseen en libertad por el Alcázar de Sevilla?

Como se puede adivinar por su nombre, los pavos reales están asociados a la monarquía, sobre todo a los reyes árabes y orientales. Los reyes cristianos preferían otro animal, el león, no en vano apodado el rey de la selva. Ambos, pavos y leones están presentes en el Alcázar de Sevilla, ya que se construyó como sede de los reyes árabes y continuó teniendo uso como residencia real tras la conquista cristiana. De hecho, actualmente sigue siendo residencia real, teniendo unas habitaciones reservadas para cuando el rey español, ahora Felipe VI, decide visitar la ciudad. Esto lo convierte en la residencia real en uso más antigua de Europa.

Puerta del León y detalle del azulejo que le da nombre

El león aparece en el Alcázar en un azulejo sobre la que, a día de hoy, es la entrada principal del edificio. En él, el león aparece representado con los símbolos característicos de la realeza cristiana: una corona, un cetro y una cruz. Lleva además una banda con la expresión en latín “Ad utrumque”, lema personal que adoptaron varios reyes españoles en el siglo XVI. No se sabe a ciencia cierta en qué momento se colocó este azulejo, pero todo parece indicar que fue a mediados del siglo XIX, ya que las primeras referencias que tenemos de él y de la denominación de esa puerta como Puerta del León (antiguamente se la conocía como Puerta de la Montería) datan de esa fecha.

El conocido como Arco de los Pavones, en el Salón del Techo de Felipe II

La representación de los pavos es más antigua y se ubica dentro del Palacio que Pedro I construyó en el siglo XIV. Sus siluetas decoran el arco que comunica el Salón del Techo de Felipe II con el Salón de los Embajadores. La ubicación no deja de ser significativa, ya que esta estancia cumplía la función de salón del trono del rey. Además de esta representación, como hemos dicho antes, los pavos reales también se pueden contemplar en el Alcázar paseando en libertad por sus jardines. Suponemos que, aunque ambos eran símbolos de la monarquía, pensaron que era más seguro tener por ahí sueltos a pavos reales que a leones…

Los pavos se pueden ver normalmente paseando por los jardines, refrescándose en alguna de las fuentes, merodeando por la cafetería que hay cerca del Estanque de Mercurio, o dormitando en las alturas, entre la arboleda; incluso a veces se les ven fuera del recinto amurallado, descansando en la estructura que une la muralla del Alcázar con las casas de la Calle Agua. Su presencia genera imágenes curiosas, como las que protagonizaron unos pavos reales del Parque Mª Luisa cruzando un paso de peatones, y también divertidas historias, como la de la amistad que comparten uno de los pavos reales y un pato salvaje que viven en el Alcázar.

Encontrárselos la mayoría de veces es una pura cuestión de suerte, pero son sin duda un aliciente más para visitar el Alcázar. Y qué mejor que hacerlo con las excursiones para centros educativos que propone IMAGINA. Así que ya sabes, si estás pensando llevar a tu clase de excursión, no dudes en contactar con nosotros.

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