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La comunicación, participación y educación ante los residuos (I)

By 17 diciembre, 2014julio 17th, 2017Comunicación, Consultoría

Por qué es necesaria la comunicación ambiental:

Los problemas derivados de los residuos producidos ocasionan un gravísimo impacto en el entorno. Esta generación de desechos parece un problema de escala local, pero la suma de todos los resultados negativos adquiere dimensiones globales.

El avance hacia la sostenibilidad y el consumo responsable requiere un esfuerzo consensuado de todos, desde las administraciones públicas a los sectores productivos privados, incluyendo al conjunto de la ciudadanía y su importante papel como consumidores.

Es necesaria la adopción de políticas adecuadas para la conservación y protección ambiental que promuevan un modelo de desarrollo alternativo más respetuoso con la naturaleza, que contrarresten la influencia de los medios de comunicación de masas y de campañas publicitarias que fomentan ciertas tendencias poco sostenibles.

Modificar el comportamiento de consumo requiere transformar una parte muy importante de la idiosincrasia de una sociedad. Para que pueda ocurrir, tienen que cambiar patrones de comportamiento valorados socialmente, de manera que el consumo sostenible y la cultura del reciclaje logren un creciente reconocimiento y aceptación social hasta llegar a convertirse en unas nuevas normas y hábitos.

recogida selectiva envases plásticos

Foto del banco de imágenes de la Junta de Andalucía

 

Influenciar en el comportamiento de los ciudadanos y consumidores, dado su alcance y potencial, sólo es posible a través de políticas públicas y el apoyo de otros sectores de la sociedad.

Las políticas europeas en materia de medio ambiente inciden en la importancia de superar el enfoque estrictamente legislativo y sustituirlo por otro estratégico en el que la comunicación se base en cinco ejes:

· mejorar la aplicación de la legislación vigente,

· integrar el medio ambiente en otras políticas,

· colaborar con el mercado,

· tener en cuenta el medio ambiente en las decisiones relativas al ordenamiento y gestión del territorio,

· implicar a los ciudadanos y modificar sus comportamientos.

 

Las acciones específicas referidas a la ciudadanía son dos:

• Ayudar a los ciudadanos a medir y mejorar su comportamiento ecológico.
• Ofrecerles más información de calidad referida al medio ambiente.

Por todo ello, las campañas de información y sensibilización ambiental tienen que estar bien diseñadas, dirigidas a un público específico y con un mensaje claro y sencillo. Sólo informando correctamente a la población y dotándoles de los medios necesarios para poder llevar a cabo las acciones correctoras será posible un cambio de actitud.

 

Objetivos principales de la comunicación ambiental en materia de residuos:

La meta de la comunicación y la información ambiental es conseguir una mejora del medio ambiente a través de un cambio de actitud de la población.

Los residuos son un problema cercano y fácil de comprender, y gran parte de las soluciones que se plantean son sencillas de llevar a cabo en los hogares. Basándose en estas circunstancias, es necesario aprovechar la proximidad de esta cuestión para atajarla y crear una conciencia y un cambio definitivo en la relación de la sociedad con sus desechos.

Entre los objetivos que se persiguen a través de la comunicación, la participación y la información en materia de residuos encontramos los siguientes:

• Desarrollar la sensibilidad y el interés por la conservación del medio ambiente evitando su contaminación.

• Vincular nuestras acciones cotidianas y de consumo con alteraciones graves del medio y así actuar en lo local pensando en lo global.

• Identificar los diferentes residuos según su composición.

• Conocer y reflexionar acerca de la problemática de los residuos y del agotamiento de los recursos.

• Conseguir la implicación de toda la comunidad en las acciones destinadas a paliar los efectos negativos de nuestras acciones, adoptando comportamientos proambientales tales como:

◦ Prevenir la creación del residuo moderando el consumo (reducir, rechazar productos más contaminantes y reutilizar).
◦ Separar en origen los residuos originados para facilitar su reciclaje.
◦ Promover la búsqueda de soluciones técnicas, educativas y sociales que sean viables desde el punto de vista social, ambiental y económico.
◦ Luchar y exigir una sociedad justa que garantice la calidad de vida para la ciudadanía y todas las especies.

 

contenedor azul de papel

Foto del banco de imágenes de la Junta de Andalucía

 

La Administración está realizando un gran esfuerzo a la hora de legislar en materia de residuos para paliar los efectos negativos de los mismos. Existe una normativa europea, estatal y autonómica, que se materializa a nivel de Andalucía en el Plan Director Territorial de Gestión de Residuos no Peligrosos 2010-2019 y en el Plan de Prevención y Gestión de Residuos Peligrosos de Andalucía 2012-2020.

A pesar de estos esfuerzos, como ya se ha indicado a lo largo de esta guía, no se pueden alcanzar los objetivos proyectados si no se cuenta con la aceptación e implicación social.

Es indispensable el desarrollo de otros métodos basados en el aprendizaje social, la responsabilidad, la participación y la experimentación. La Educación Ambiental se muestra como la mejor herramienta en materia de sensibilización y persigue un cambio de actitud que tenga como base el compromiso, el respeto y la búsqueda de la calidad de vida para la ciudadanía. De forma general, pueden indicarse cuatro tipologías de instrumentos de la educación ambiental que incluyen las diversas acciones a poner en marcha:

• Información y comunicación.
• Formación y capacitación.
• Participación.
• Investigación y evaluación.

Para utilizar estos instrumentos de la Educación Ambiental en los proyectos y campañas, se pueden utilizar como recursos el Libro Blanco de la Educación Ambiental (Ministerio de Medio Ambiente, 1999) y la Estrategia Andaluza de Educación Ambiental (Castro y Ferreras, 2006), donde se especifican las medidas y acciones a adoptar para grupos y colectivos concretos.

Educación Ambiental Andalucía

Instrumentos sociales de la Educación Ambiental

 

 

Información ambiental y comunicación

La información relativa a la naturaleza de los residuos, su relevancia, su gestión y la problemática asociada a su aumento, persigue fomentar una conciencia ambiental que haga a los ciudadanos partícipes de la preocupación y provoque en ellos la necesidad de una búsqueda de soluciones.

Para alcanzar un máximo número de destinatarios, los medios de comunicación masivos (televisión, radio, prensa) son idóneos. Su mensaje tiene una gran difusión y mucha transcendencia a la hora de hacer llegar un mensaje a la población. Actualmente, encontramos varios espacios televisivos destinados a informar sobre cómo separar correctamente los residuos más habituales de los hogares españoles y todas las posibilidades que nos ofrece el reciclaje de objetos.

Aún así, y como se indicó anteriormente, a pesar de que la información ambiental que aparece en estos medios de comunicación generalistas es cada vez mayor, en ocasiones dicha información es poco rigurosa. Ante este problema, existen iniciativas como la Asociación de Periodistas de Información Ambiental (APIA), que propone un periodismo ambiental de calidad.

A destacar son las nuevas posibilidades que dan las redes sociales e Internet, que han cambiado las reglas de la comunicación al acercar la información especializada a personas potencialmente interesadas. Los educadores ambientales deben adaptarse a los cambios y nuevas reglas que introducen los medios de comunicación virtuales para aprovechar al máximo sus ventajas. Blogs de expertos –como Clemente Álvarez–, o redes sociales como Facebook o Twitter, ofrecen o podrían presentar una información actualizada, dinámica y que permita una comunicación y retroalimentación positiva. De esta forma, el usuario puede formarse sus propias ideas, opiniones y respuestas al tiempo que las comparte con otros usuarios.

Formación ambiental y capacitación

La formación en materia ambiental permite la adopción de conocimientos, estimula el cambio de valores, fomenta el pensamiento y el análisis crítico y predispone –a través de la participación– a la realización de acciones proambientales. La capacitación es la base de la actuación. Capacitar es dotar de la habilidad de actuar y de intervenir, tanto en medidas sencillas de alcance inmediato, como en acciones más complejas que requieren una mayor implicación.
Es fundamental una formación ambiental orientada al puesto de trabajo que se desarrolla, que permita a las personas adaptarse a las exigencias actuales. Todo profesional, independientemente de su sector o actividad, debe adoptar una serie de buenas prácticas ambientales que favorezcan la sostenibilidad y la minimización de los residuos que se generan.
En el ámbito educativo formal, el profesorado y educadores deben estar capacitados para poder introducir la educación ambiental de manera transversal en las asignaturas que imparten y dentro del plan de estudio o currículum del centro educativo.

Participación ambiental

La participación ambiental es un proceso que posibilita la implicación directa en el conocimiento, valoración, prevención y mejora de los problemas ambientales.

Por lo tanto, se convierte en un instrumento esencial para la educación ambiental, al proporcionar un aprendizaje práctico en contacto directo con la realidad. Al mismo tiempo, favorece la clarificación y creación de valores, la discusión de alternativas, la adquisición de capacidades y competencias para actuar sobre los problemas y el entrenamiento de hábitos cívicos para la profundización democrática.

Así, se pretende el fomento de estructuras y programas que promuevan la participación pública sobre cuestiones ambientales, así como en la mediación y resolución de conflictos socioambientales.
Para implicar a la población y conseguir una dinamización social para prevenir y gestionar los residuos, se pueden crear órganos de participación ambiental consensuados, foros de debate y toma de decisiones, talleres de presupuestos participativos, campañas de voluntariado ambiental e iniciativas de economía social, entre otros.
Algunos ejemplos de iniciativas sociales son: plataformas de compartir vehículos; cohousing (zonas comunes en las comunidades de vecinos que comparten servicios, como lavandería); compostaje doméstico (convertir restos de comida y de zonas verdes en abono); bancos del tiempo (sistema de intercambio de servicios por tiempo y no por dinero); bancos de alimentos; huertos urbanos; mercados de objetos de segunda mano, etc., así como corrientes más amplias, tales como movimiento slow food (por una alimentación saludable y sin estrés) y el decrecimiento. Éste último, pretende aprender a producir valor y felicidad al tiempo que reduce el consumo energético y de materias primas.

Investigación y evaluación

Dada la importancia del componente social para el conocimiento de los problemas ambientales, resulta fundamental profundizar en el desarrollo de estudios de investigación socioambiental que ayuden a conocer la percepción social de problemas ambientales en diversos ámbitos, así como la puesta en marcha de iniciativas de evaluación de acciones de educación y sensibilización ambiental a través del desarrollo de métodos y herramientas de investigación. También deben ser prioritarias las líneas de investigación encaminadas a la búsqueda de fórmulas de resolución de conflictos, de métodos de mediación y de nuevos cauces y mecanismos de participación.
La evaluación es un elemento imprescindible en todo programa o campaña ambiental. Debe realizarse una evaluación inicial para conocer las necesidades, demandas e intereses de los usuarios objetos de la campaña, una evaluación continua para la mejora y perfeccionamiento de las actuaciones que se ejecutan y por último, una evaluación final para determinar el grado de consecución de los objetivos iniciales propuestos. Así, esta evaluación integrada incluye una fase inicial, de proceso y final, en la que se incorporan informaciones cuantitativas (estadísticas sobre participantes, etc.) y cualitativas (opiniones, observaciones, entre otras) derivadas de actuaciones llevadas a cabo tanto por el personal interno que lleva a cabo la propia campaña como por personal externo que la supervisa o realiza el seguimiento.
La información obtenida de la evaluación debe publicarse y darse a conocer. El refuerzo positivo siempre tiene excelentes resultados para la población. Plasmar el esfuerzo y la consecución de objetivos gracias a él es la mejor motivación que anima a continuar colaborando en pos de la sostenibilidad y en otros procesos de participación.