El Alcázar de Sevilla es uno de los monumentos más bonitos y visitados de la ciudad. Su función como fortaleza y residencia real, primero con los árabes y después con los cristianos, hizo que numerosos reyes pasearan por sus estancias y modificaran su estructura para adecuarla a sus gustos. El objetivo de estas modificaciones era, por un lado, convertir el palacio en un lugar que impresionara a sus visitantes, y, por otro lado, hacerlo un lugar seguro e inexpugnable. Por ello, en una época de tantos enfrentamientos e intrigas políticas, es normal que los reyes que lo habitaron incluyeran en sus planos puertas y pasadizos secretos que facilitaran su huida en caso de peligro.
Sevilla es tan importante gracias, en gran medida, al río Guadalquivir, que le permitió ser puerto y puerta de América, acogiendo todas las riquezas que llegaron del Nuevo Mundo. Sin embargo, la relación de Sevilla con su río no ha sido siempre positiva, ya que ha contado con la contraparte de sufrir continuas inundaciones cada vez que llovía en abundancia. La última inundación del río Guadalquivir ocurrió en 1947. ¿Por qué no ha habido más desde entonces?