El castillo de la Edad Media cumplía la función de residencia privada fortificada de un señor, que podía ser un barón menor o un rey. Cumplía así una doble función:
era hogar y también fortaleza. Todo en él
estaba destinado a la defensa y protección de sus habitantes, sobre todo del señor del castillo,
desde su ubicación, normalmente en un alto que permitía buena visión y dificultaba el acceso,
hasta los diferentes elementos arquitectónicos defensivos, como torres, puentes levadizos, fosos, barbacanas, almenas, troneras y un largo etcétera. Hasta la llegada de la pólvora,
asaltar un castillo era una labor casi imposible, que normalmente se conseguía tras meses o años de asedio. Con esta gymkhana pretendemos
enseñar de manera lúdica cómo se defendía un castillo de la Edad Media.
Leer más