En los últimos años, numerosas investigaciones en los campos científico y educativo, destacan la importancia de reconocer y hacer visibles a los grafitis como prácticas expresivas de los jóvenes, cuyos contenidos (imágenes, texto o ambas) e intencionalidades deben ser analizados y discutidos en contextos educativos.
Considerados, en numerosas ocasiones, como transgresiones o actos vandálicos, en este post, nos centraremos en su valor como recurso para ser utilizado en talleres, campañas y actividades educativas, como un medio de libertad de expresión (y dentro de un marco en el que se cumpla la legalidad: como puede ser que haya autorización para poder pintar ese espacio).